sábado, 22 de diciembre de 2007

Aunque mal paguen: Una telenovela sin protagonistas

Caracas, Enero 2008. Joaquín Pereira (¡Claro!).- El ganador del premio Herralde de Novela 2006, con su libro La enfermedad, Alberto Barrera Tyska ha logrado algo insólito en la televisión venezolana: Escribir una telenovela donde la pareja principal pasa desapercibida y las historias paralelas son las que la sostienen en pie.

Aunque mal paguen es el nombre este "bodrio", que bien podría tratarse de la ironía de un guionista subpagado que decidió vengarse al bautizar de esa manera esta producción melodramática nacional que se desarrolla en un pueblo costero de ficción llamado El Guayabo.

El barbero y la cantante; el loco y madre soltera; el cura y la prostituta; la santurrona y el negro; son algunos de los típicos personajes pueblerinos, cuyas peripecias deberían siempre funcionar porque remontan al televidente a una época menos caótica que la actual. Pero el raiting no puede sostenerse sólo con estampas costumbristas.

La única actuación rescatable de esta historia que ya merece que le pongan el letrerito de "The end" es la de la actriz Crisol Carabal, que interpreta un doble papel, el de las hermanas gemelas Aguamiel, que es la "mujer de la mala vida" cuyo amor por el cura del pueblo la redime, y Amparo que es el tipo de mujer a la que le queda muy bien el dicho "del agua mansa librame Dios...".

Carabal logra un impecable desdoblamiento físico, psicológico y hasta en la voz cuando encarna cada personaje. Su Aguamiel nos recuerda a la Lejana San Miguel interpretada por Ruddy Rodríguez en la telenovela Amores de Fin de Siglo, escrita por Leonardo Padrón en 1995.

La inclusión en el reparto de actrices del talante de Caridad Canelón, Ana Karina Manco y Mayra Alejandra Martín; o los carismáticos Fernando Villate, Amílcar Rivero y Tania Sarabia, no han logrado levantar del sótano los numeritos del raiting, bajando estrepitosamente el encendido que obtiene su predecesora en horario, Arroz con Leche.

Barrera Tyska logra con Aunque mal paguen generar en el televidente la misma sensación que produce en los lectores con su novela La enfermedad: Mucha expectativa pero un "no se que" de decepción. Debería irse a tomar unos tragos con su amigo Padrón para tomar algunas ideas, si es que desea seguir produciendo dramáticos en la televisión venezolana.

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